El telar del tiempo se puso en marcha, entrelazó instantes, segundos y minutos con horas desplomadas en semanas y consiguió tejer meses que después el tejedor cosió uno a otro minuciosamente hasta crear un año capaz de cubrir como un denso manto.
Una vez terminado el año, el tejedor lo amontonó con sumo cuidado sobre los otros años ya tejidos, tomó un respiro a modo de reflexión y descanso, miró hacia el frente y hacia arriba, suspiró cansado y mientras tanto repasó los momentos dedicados a la labor recién terminada, revisó posibles errores a enmendar y también los aciertos de su trabajo y sin darse mucho más tiempo, se enfrascó en su nueva tarea de tejer otro año más: cada instante contaba, así que no era cosa de desperdiciarlo.
Sabía que tardaría lo mismo que había tardado en tejer todos aquellos años apilados junto al telar y solo tuvo un pensamiento, un deseo: ser capaz de terminarlo y que no quedara a medias.
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Enviada el 15 de diciembre de 2017 vía twitter: https://twitter.com/MJoseGomezFdez/status/941647595662987264 como aportación en @hypatiacafe #PVtiempo y publicada en la web de Café Hypatia. ¡Muy agradecida!
Impresiones, Crítica, Poesía: Saciar emociones, soltar amarras, decir lo que pienso, expresar lo que parece, pisar el firme, derramar silencios...
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lunes, 2 de enero de 2017
El tejedor del tiempo
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