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domingo, 2 de junio de 2019

Contigo y sin ti

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CARIÑO mío:
Después de tantos días de silencio te escribo estas palabras desde el CORAZÓN. Puedes entenderlo como quieras, como un impulso de los míos o como una INICIATIVA para sentir más cerca lo que la vida y su peculiar ORGANIZACIÓN se empeña en mantener en un orden determinado de desencuentros. Estoy asomada a la ventana, noto ráfagas de aire en mi cara que me recuerdan que existe algo más que el calor dañino del verano; observo la vida pasar, gente con prisa, NIÑOS que juegan, y tu ausencia que se me clava aún más pero no duele, solo escuece.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de marzo (II): Corcina, Cristy’s Team.

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Algo más de dos meses de silencio no han impedido que retome mi espíritu de SOLIDARIDAD con la misma ILUSIÓN del primer día. Es cierto que hay momentos en los que mil ocupaciones y preocupaciones te alejan de otros PROYECTOS, te obligan a dedicarte casi en exclusiva a atender asuntos que requieren bastante dedicación. También es cierto que hay etapas en las que la mente parece quedarse en blanco y no eres capaz de juntar dos palabras para contar algo, y aunque no se te borre del todo la SONRISA, los RELATOS no fluyen como quisieras.
Necesito contarte todo esto.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de marzo (III), Claudia, Cristy’s Team.

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Sigo contándote mis cosas; hace un tiempo que no hablamos como hacíamos.
Derrocho mi ENERGÍA en resolver cuestiones cotidianas de diferente importancia y trascendencia, y apenas me queda empuje para dedicarme a asuntos de índole como más lúdica, como cultivar la AMISTAD, hacer cosas en EQUIPO o marcarme un BAILE, aunque sea ZUMBA, que precisamente no es el que más me gusta.
A veces siento tanta tensión por tanta responsabilidad que parece que la cabeza va a explotar, pierdo el interés y las ganas, y pierdo hasta el sueño, pero me niego a ser invadida porque en mí mando yo.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de marzo (IV), Ana, Cristy’s Team.

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Y es que el que no se consuela es porque no quiere, corazón.
Pienso que cuando lo cotidiano ahoga uno de los mejores recursos que tenemos es IMAGINAR; la imaginación es poderosa y mágica, ayuda a aparcar la rutina que aplasta. Mi madre siempre me lo ha dicho: “el que no se evade con la imaginación y con el pensamiento es un PERDEDOR en potencia”, termina oyendo VOCES y puede acabar explotando como una SUPERNOVA, limita su capacidad de regeneración y se entrega a una extinción sin remedio.
Por eso prefiero evadirme e imaginar, nuevos universos se abren ante mí.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de abril (I), @XENIA_RAMBLA, finalista del premio Planeta 2018.

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Hoy se emplea hasta la saciedad el adjetivo CUÁNTICO, se extrae de su campo natural, el de la física y se extrapola a cualquier cosa, y a veces se emplea sin saber siquiera que se refiere a los cuantos, esos saltos de energía que se producen al absorber o emitir radiación. Sin tener mayor CONCIENCIA de ese término, podría decir que nuestro amor es cuántico, con altibajos determinados por la emisión y absorción de cada situación; para mí sigue siendo todo un MISTERIO por descubrir, capaz de producir su propia VIBRACIÓN, incluso envuelto en un velo de ESPIRITUALIDAD.
Te extraño.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de abril (II), Laura Vera, @MINDALIA_TV.

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Como el MAR, te alejas y vuelves, albergas tu DIVERSIDAD de humor y ánimo, espuma de olas rompientes con fuerza o aquellas otras que se retiran tímidas después de lamer la arena suavemente. Ese mar que tanto guarda, tesoros y chatarras, muertes y vidas que luchan por su INCLUSIÓN en una sociedad que les ofrezca una vida más digna, una vida de LIBERTAD que les devuelva el ALMA arrebatada por la miseria, la injusticia y la hipocresía del orden mundial.
Nosotros, como el mar, guardamos tanto… tesoros y chatarras, momentos muertos y vivos, nuestra peculiar lucha por conservar nuestra identidad.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de abril (III), Equipo de @RADIOXXII.

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Y mientras unos eligen cruzar el mar, otros optan por saltar una VERJA, un muro, vadear un río, burlar la vigilancia de la guardia en la frontera. ¿No hay suficientes LÁMPARAS en esta tierra para dar luz a las mentes cerradas que se empeñan en mantener mundos de primera, segunda y tercera clase?
Vemos la tragedia en un ÁRBOL que se quema, una PALMERA que se desploma, el MUSGO que deja de crecer, pero no vemos lo trágico en las personas que abandonan su país en busca de una esperanza de vida.
Deseo que no haya fronteras entre nosotros.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de abril (IV), Luis Varela, actor.

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Un CAMINO te lleva siempre a alguna parte pero también puede ser una franja fronteriza que separe dos territorios. Se suele caminar mejor a la SOMBRA, sobre todo cuando aprieta el calor, aunque hay caminos que están al descubierto y solo tienen sol bajo el que caminar.
Estoy pensando en nosotros: no sé desde cuándo comenzó a agrandarse la distancia entre los dos y el camino se ha hecho más largo y con más recovecos hasta que IRRUMPE un muy lejano recuerdo que produce una INTERFERENCIA; ¿cuánto hace que no nos damos un BESO?
No sé si quiero volver atrás.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de mayo (I), @DANIROVIRA.

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Y es que cuando pienso lo que fuimos, lo que somos, me siento como dentro de un LABERINTO, con sentimientos encontrados por salir y por seguir perdida. Está claro que el amor de ENSUEÑO no existe más que en los cuentos. Si fuera una SABIA es posible que calculara mejor nuestros márgenes de éxito y error, pero no lo soy, y solo aplico la TENACIDAD y todo mi empeño en buscar motivos que me sigan atando a ti para no alzar definitivamente el VUELO.
Cada noche recuento los años contigo, los meses que paso sin ti; se enreda el corazón.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de mayo (II), @DANIROVIRA.

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Amor mío, ¿quién puede negar que el amor tiene PODERES? Nos hace valientes y nos vuelve cobardes, nos destroza o encumbra, nos cambia…
Y hablando de amor y de poderes, hoy, López, la eficiente becaria que nos asignaron, me ha hecho uno de sus dibujos: un EXTRATERRESTRE entrañable con un corazón que se le salía del pecho. ¿Por qué te cuento esto? Porque el extraterrestre, al llegar a La Tierra se enamoró de un perro que lo cautivó, perdió sus poderes, dejó de VOLAR y se volvió NORMAL. Es lo que nos pasa cuando nos enamoramos, siempre nos cambia algo.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de mayo (III), Javier Ruiz Caldera, @JAVIER_RUIZ_CAL, director de Cine.

10
El amor nos cambia sin duda, cuando llega nos trastoca, cuando se va nos endurece y mientras permanece juega con altibajos a hacernos dudar y a darnos estabilidad.
No hago más que replantearme este amor que parece andar escondido, o perdido, como cuando en el CÉSPED se te cae una PESTAÑA y no la puedes encontrar; como la CERILLA que arde hasta consumirse y sigue ahí calcinada.
El amor puede hacer que te sientas libre pero también puede hacerte sentir que estás perdiendo tu LIBERTAD.
Ahora pienso en nosotros y me empeño en no perder el BRILLO en la mirada.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de mayo (IV), Alexandra Jiménez, actriz @ALEXANDRAJIMZCF.

FINAL
Me acomodo en mi determinación por continuar buscando un sentido a nuestro amor, dar otra oportunidad más a la SUERTE que el destino nos quiera deparar. Tendremos que avivar la llama que se empeñó en apagar una MALVADA ráfaga de desafortunados desencuentros.
Si al leer esta carta estás de acuerdo conmigo haz sonar un TAMBOR donde quiera que estés.
No quiero seguir en la incertidumbre del contigo o el sin ti porque la incertidumbre destroza.
El amor no se entiende porque no es CIENCIA pero es un motor que nos impulsa a VIVIR.
Te espero al límite de la tarde.
©María José Gómez Fernández para Cinco Palabras, relato de mayo (V), Pedro Casablanc, actor @PEDROCASABLANC.
También puedes leer el relato completo en El Doblao del Arte: Contigo y sin ti.

domingo, 28 de octubre de 2018

Distanciados (microrrelato)


No lo escuchó entrar pero lo vio, sintió cómo una ráfaga fría le zumbaba en la nuca. Media hora después seguían sentados frente a frente, sin hablar, sin mirarse, como en una cita a ciegas de fantasmas, ¿o realmente lo eran desde hace tiempo?


©María José Gómez Fernández. Originalmente publicado en twitter.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Sueños de nostalgia


Muda queda la fría templanza
y tú, siempre tú,
engalanado con tus habituales
galas,
palabras,
ausencias…
quedas flotando en el aire
caliente y húmedo
de la madrugada…
Alrededor
crece el silencio
invadido de sueños,
ojos cerrados, cansados, heridos
y hambrientos de nostalgia.
©María José Gómez Fernández. Publicado originalmente en Twitter y El Doblao del Arte.

lunes, 30 de julio de 2018

La tregua de tus ojos

Los callados huecos del silencio
redoblaron en seco,
y no quise saber
si para mal
o para bien,
pero sí supe que estaba sola...

Al fin,
tus ojos me dieron
una tregua.

Dejaron de mirar,
de vigilar,
de inquirir,
de lanzar tropelías;
dejaron de asediar
y de comer,
cesaron de devorar,
incansables,
desnudando
los míos,
desnudándome.
Se cerraron sin parpadear
y se durmieron contigo,
para soñar con los míos
dentro de mi sueño.


©María José Gómez Fernández, todos los derechos reservados


©María José Gómez Fernández
Publicado también en El Doblao del Arte.

jueves, 18 de enero de 2018

Vivir a tu lado

VIVIR a tu lado es un tormento, sin CARIÑO, sin respeto, con el FRÍO de tu mirada clavado continuamente. ¡Maldita sea la hora que nos dijimos sí! porque a partir de ese instante mi ESTRELLA de la suerte me abandonó y ahora solo tengo el SENTIMIENTO del desamor.

#Con_5_Palabras

Imagen libre de derechos Larm Rmah@larm


viernes, 8 de septiembre de 2017

Despedida definitiva

Evoco tus ojos, me pierdo en la profunda y rotunda acritud de la última mirada que me dedicaron, y los sigo, sin remedio, como un burro sigue, terco, su zanahoria, caminando sin más rumbo que el cebo que me muestran, aunque sea mi perdición, aunque me conduzcan al fuego de la hoguera del desamor que prendiste.


No actúo por despecho, pero necesito despojarme de tus ataduras, sentir que vuelvo a ser dueño de mi vida, y por eso he rescatado todos tus recuerdos, los he metido en una caja y los he dejado en el río a la deriva.

Microrrelato publicado en Cinco palabras, 1ª semana de septiembre 2017.

©María José Gómez Fernández


martes, 15 de agosto de 2017

Sin razón aparente

Por la mañana pudo ver los restos del naufragio de la noche anterior: los calcetines de él colgando de la chimenea y su minifalda enganchada en los colmillos del jabalí; él se había ido, así que de nuevo estaba sola, y todo eso le produjo tal nostalgia que fue incapaz de permanecer allí por más tiempo.
Se dirigió hacia la playa con el firme propósito de poner fin a todas sus desgracias y desamores, pensando hacerse a la mar como una madera que flota a la deriva hasta ser engullida por el valle inmenso del océano. Y así lo hizo.

Microrrelato publicado en Cinco palabras, 3ª semana de agosto de 2017.

©María José Gómez Fernández


martes, 8 de agosto de 2017

No es indiferencia


Es caprichoso el sentir:
al alejarte te acercas
y si estás cerca
te vas,
parece que no estás.
En ningún caso,
ni se rasga el cielo
ni se abre el mar.
Y el tiempo
continúa escurriéndose
entre los dedos,
como la arena,
como el agua,
sin más.

Photo by Kevin LEE on Unsplash

lunes, 31 de julio de 2017

Añoro

Añoro el requiebro
de tu voz,
tus susurros,
tu devoradora mirada,
pasión desde corta,
muy corta distancia.

Añoro bailar un tango
con tus besos,
y reír, y cantar,
desentendernos.

Añoro el embeleso
y el éxtasis,
cuando sobra el tiempo
y las palabras,
ahí es nada...



Añoro los detalles y atenciones
sin pedirlos,
la delicadeza
de una crítica,
la sutileza
de una diplomática negativa.

Añoro que me aparten de la cara
un mechón inoportuno,
que el aire caprichoso
se empeñó en situar como muralla.

Añoro la llamada a destiempo,
el alboroto inquieto
cuando se espera que ocurra
un deseado imprevisto.



Añoro una mano cálida
que te abraza y te dice todo
solo con el cómplice roce,
tanto como la confidente mirada.

Añoro sentir la arena fresca
moverse entre los dedos de los pies
paseando al caer la noche
en la playa tranquila,
donde se oye solo el ruido del agua
rompiendo en la orilla
en un nudo de espuma
blanca, de plata.

Añoro pensar un nombre
y temblar de emoción
por todo lo que encarna.

Añoro la codicia por tenernos.

Añoro sentir que me quieran
y sentirme enamorada.

martes, 13 de noviembre de 2012

Perdí

-Y dígame, ¿qué le preocupa exactamente?
- Me preocupan muchas cosas. No sabría por dónde empezar.
- Por donde más le apetezca.
- No me apetece nada. La apatía me invade. Le podría decir que casi todo me da igual.
- ¿Cómo puede decir éso?
- ¿Usted qué cree?... Perdí...
Su mirada quedó perdida en un punto fijo de la blanca pared que tenía en frente. Sin pestañear, durante un buen rato, los ojos no expresaban nada, no miraban nada concreto, no buscaban encontrar nada, sólo miraban aquel punto fijo como podrían haber mirado cualquier otro punto de esa u otra pared.
- Oiga, ¿se encuentra bien?
No hablaba porque no tenía nada que decir, porque no tenía ganas de decir ninguna palabra.

No era la primera vez que ocurría. Esa misma escena ya se había repetido multitud de veces. Nadie le podía sacar una sola palabra más de sus labios, ni hacerlo salir de ese limbo en el que quedaba suspendido. Se levantaba ayudado por los dos hombres que llegaban siempre para recogerlo, sin pestañear, con los ojos casi secos por haber permanecido abiertos e inmóviles tanto tiempo. Lo llevaban a la habitación, lo sentaban en la cama que estaba situada cerca de la ventana, iluminada por una generosa luz natural. La puerta se cerraba de inmediato y cuando escuchaba la llave girando en la cerradura por fuera apretaba con fuerza los párpados, como si quisiera que las pestañas se clavaran en sus entrañas, y así durante unos minutos interminables, hasta que volvía a abrir los párpados y dejaba libre una tímida lágrima para que bajara por su mejilla. Después venía la tempestad, un llanto inconsolable asolaba todo su ser, lo hacía retorcerse con dolor que podía sentir en su estómago y en su pecho, como una lluvia persistente, como un cuento interminable, como aquel instante inevitable que le acompañaría siempre.
- Perdí -se repetía en su interior-. Dejé ir lo que tanto quise, lo que tuve y disfruté.
Nadie podía oírlo pero tampoco quería que nadie lo escuchara, ¿para qué?. ¿Acaso por escucharlo iban a poder devolverle lo que tanto añoraba?
De elrincondelpoetadesahuciado.blogspot.com
- Una mala jugada, no calculé que cada paso mal dado iba dinamitando su confianza, iba escarbando el respeto mutuo, iba distanciándola sin remedio.
Hasta que un día no pudo más. Amaneció, se levantó, saludó, como todas las mañanas, pero no hubo respuesta. La buscó por toda la casa, la llamó. No estaba. Había hecho lo que tantas veces le dijo que haría. Cuando todo dejara de tener sentido, cuando no pudiera poner más de su parte, cuando la situación se volviera irreparable, se iría. Cada uno seguiría su camino por separado. Le había advertido en muchas ocasiones que era peligroso vivir en un límite porque puedes entrar en un camino sin retorno. No podía luchar continuamente para no perder la poca vergüenza y dignidad que le quedaban. No podía soportar un pulso mantenido con la incertidumbre, con la inseguridad. Y tal como tantas veces le dijo, ahora lo había hecho. Se había ido.

Dos días después de que se fuera lo encontraron tendido en la cama, medio desnudo, llorando como un niño abandonado. Lo asearon y vistieron y lo llevaron a esa habitación, de donde salía para hablar con el hombre de la bata blanca, que parecía amable, pero que no tenía derecho a saber nada de su vida, de sus miserias, de sus glorias. Le daban 5 pastillas al día, y aún no sabía bien qué efecto le producían, porque él sentía lo mismo que el primer día que llegó y, tampoco quería sentir de otro modo.
Lo único que podría sacarlo de su agónico estancamiento sería volver a oírla, a verla, a tocarla. Si pudiera hablarle le pediría mil veces perdón, le demostraría que era capaz de tener otra actitud. La haría feliz, inmortal entre los mortales, como ella le había dicho mucho tiempo antes que la hacía sentir, al principio.

Soñaba por las noches que ella volvía.
Tal vez, una mañana cuando amanezca, se levante, salude, como otras mañanas, puede que le responda. Tal vez ese sueño se haga realidad un día, al despertar. No sabe dónde está pero daría todos los latidos que le quedan por saberlo, por volver a tenerla delante y poder tener todo el tiempo del mundo con ella.

Si él supiera...
A ella la encontraron desorientada en una estación de autobús, cuando intentaba hacer un viaje a ningún sitio. Se encuentra en otra habitación del mismo edificio. Tampoco quiere hablar, y cuando se queda sola llora desconsolada.
- Perdí -dice también-. Ojalá no me hubiera tenido que marchar, pero si me hubiera quedado, hoy hasta yo misma estaría perdida. Quisiera volver el tiempo, pero tan sólo si pudiéramos volver para no tener que decir nunca más: "perdí".

En Enwebada, en Micros

lunes, 9 de enero de 2012

Otro horizonte

Pasó la página, la última página del capítulo, el último capítulo del libro, y tras pasar la página cerró el libro. Quedó un instante con la mirada clavada en la contracubierta, luego en el lomo, en la cubierta, mientras rememoraba los fragmentos que más le habían entusiasmado, que habían llamado más su atención, que le habían provocado una especial reacción.

Tomada de grupos.emagister.com (google images filtro estricto)

Abrió de nuevo el libro y, como si de un zoótropo se tratara, pasando las páginas rápidamente con el pulgar izquierdo tuvo la sensación de releerlo al completo, hasta que volvió a pasar la última página del último capítulo del libro y tras pasarla cerró definitivamente el libro, lo depositó con lentitud sobre la mesa auxiliar, le pasó la yema de los dedos como si lo acariciara y se quedó mirándolo mientras se escuchaban las doce campanadas que indicaban las doce en el reloj, las doce de la noche, de la última noche del año, y miró el reloj cuando dió su última campanada, y una lágrima le bajó tímida por la mejilla, y a la vez que escuchaba el jolgorio de la calle, de otras casas, se limpió la lágrima con la manga, la última lágrima que le brotaría a causa de aquella relación, hermosa pero doliente relación, que terminó unas horas antes que el año que había agonizado, que el libro que acababa de leer.
Recostó la cabeza en la orejera del sillón y en su mejilla aún húmeda comenzó a dibujarse la mueca de una tierna sonrisa, por el año nuevo que empezaba, por la nueva historia que un libro nuevo le traería, por una nueva vida por delante, que se abría ante su horizonte como un sol rasgado y naciente, que en su anaranjada forma alberga la esperanza del deseo aún dormido, latiendo acelerado bajo la piel.

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